Leyendas Japonesas

El Hilo Rojo del Destino (unmei no akai ito)

En Japón, existe la leyenda del Hilo Rojo del Destino, que cuenta que un hilo rojo invisible, atado a sus meñiques,  une a las personas destinadas a conocerse.

El hilo rojo jamás puede romperse, si bien podrá en ocasiones tensarse, o enredarse. La hebra roja atada al meñique acompaña a aquéllos a los que une desde el nacimiento. No importan las circunstancias o  el momento en el que estén destinadas a conocerse, y establecer un lazo afectivo, un vínculo.

El Hilo Rojo del Destino

 

«Dice la leyenda que un hilo rojo invisible conecta 

a aquellos destinados a encontrarse, sin importat el tiempo, lugar o 

circunstancias. El hilo rojo se puede estirar, contraer, enredar,

pero nunca romper»

 

La leyenda del Hilo Rojo

Se cuenta que existió una vez en Japón, hace muchos años, una bruja capaz de ver los hilos invisibles que unían a las personas.

Tan pronto como el joven Emperador conoció la existencia de la hechicera, la mandó llamar. Quería conocer quién se encontraba al extremo del hilo atado a su imperial meñique. El emperador sentía gran curiosidad por saber quién sería un día su esposa.

La bruja comenzó entonces a seguir el hilo que partía del dedo meñique del Emperador. Andando, andando, abandonó el palacio, la ciudad, recorrió el camino hasta una pequeña aldea, y entró en ella. En la aldea se celebraba un mercado, con humildes puestos de campesinos que ofrecían lo poco que tenían a los viandantes.

En uno de esos puestos, se encontraba una mujer muy delgada, con su bebé en los brazos. La bruja se acercó a la mujer, y diciéndole que se levantara, se volvió hacia el Emperador y anunció: «Aquí termina tu hilo».

El Emperador pensó que aquello no era sino una broma de la hechicera. Lleno de ira, empujó el puesto, y con él a la mujer, provocando la caída del bebé, que se hirió en la frente.

Al cabo de los años, cuando el Emperador hubo de tomar esposa, le confió su elección a la Corte. Se decidió entonces, que sería bueno para el Imperio que la elegida fuera la hija de un importante General.

El día de la boda, el Emperador estaba ansioso por conocer a la novia, quien apareció en la estancia cubierta por un velo.

Al levantarlo, el Emperador descubrió una singular cicatriz en la frente de la que sería su esposa: era la marca que él mismo le había provocado años atrás, al hacerla caer de brazos de su madre.

 

El origen de la leyenda.

Es conocido que la arteria Ulnar conecta el dedo meñique con el corazón. Así, el hilo rojo del destino conecta directamente los corazones de aquellos destinados a estar unidos.

Si bien el significado de esta leyenda puede leerse en clave romántica, en Japón se extiende también a vínculos entre padres e hijos, amigos, y no únicamente a la unión entre parejas.

Y tú…¿Conoces a quien está al otro lado del hilo de tu meñique? Cuéntanoslo en comentarios.

Si piensas que es así, en japonerias.com tenemos hilo rojo; puedes pedírnoslo si vas a hacer un regalo a alguien muy especial, y quieres que adornemos el paquete con él.

 

 

 

Fūjin y Raijin, los dioses japoneses del Viento y el Trueno.

Fūjin y Raijin son los dioses del viento y el trueno. La imagen de estos dos dioses juntos constituye uno de los motivos tradicionales más utilizados en Japón.

Podemos encontrarla sobre una inmensa cantidad de productos japoneses, como papel chiyogami, brocados, furoshikis,….incluso es frecuente verlo en tatuajes.

Diversos artículos reproducen la imagen de Fujin y Raijin, en japonerias.com

Diversos artículos reproducen la imagen de Fūjin y Raijin, en japonerias.com

 

Fūjin y Raijin en el Arte Japonés

La versión de Fūjin y Raijin pintada por Tawaraya Sōtatsu sobre fondo de oro, es una de las más reconocibles, dentro de la iconografía nipona.

 

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Fūjin y Raijin por Tawaraya Sōtatsu

Fūjin, a la derecha de la imagen, es el dios del viento. Según la mitología, Fūjin participó en la creación del mundo junto a Amaterasu, y por tanto, uno de los dioses más antiguos.

Fūjin hizo soplar los vientos desde la sábana sagrada que sostiene en sus manos en sus representaciones; con ello disipó la niebla que cubría el mundo en su origen, permitiendo así que el sol brillase sobre la Tierra.

A Raijin se le conoce en la mitología japonesa por ser el dios de los truenos y los rayos. Se le representa en forma de oni rodeado por un arco de tambores (taiko), con los que produciría el ruido de los truenos que se escucha cada vez que se desata una tormenta. No es casual que su nombre se forme combinando los kanjis kaminari (雷、trueno) y shin (神、dios).

 

Leyenda de Fūjin y Raijin

Cuenta la tradición que ambos dioses eran buenos amigos, y juntos se encargaban de producir las tormentas. Sin embargo, en un tiempo en que la faz de la Tierra aún no estaba habitada por los humanos, surgió entre Fūjin y Raijin una disputa.  No llegaban a un acuerdo sobre cuál de los dos era quien controlaba las tormentas. La disputa derivó en pelea, y se cuenta que en ella Fūjin cortó un brazo a Raijin.  Así, éste ya no podía tocar bien los tambores, y los truenos dejaron de resonar como antaño.

Al cabo de los años, los dos dioses se reconciliaron. Amaterasu le concedió a Raijin la gracia de devolverle el brazo, lo que le permitió tocar de nuevo los taikos y generar desde entonces tremendas tormentas con Fūjin.

La próxima vez que veas una tormenta….¿buscarás a Fūjin y Raijin entre las nubes?

 

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